¿Sabéis esa sensación tan maravillosa de comprarte un montón de cosas preciosas y que te siga sobrando dinero? Pues yo tampoco, y por ese motivo soy el tipo de cliente que entra, mira todo, toca todo, se prueba todo y compra nada.
Pues bien, este fin de semana decidí ir por Malasaña de tienda en tienda y de probador en probador. La gracia de ir por estas calles es que nadie te mira raro por llevar la falda de tu abuela.
Ponerte vaqueros de tiro alto y sombreros mientras suena Rock and Roll cincuentero me hace sentir tan como en una serie de televisión americana que apenas me doy cuenta de que vivo en anuncios.
La cuestión es que después de callejear un rato fuimos a parar a una tienda bastante curiosa, Kinda Kinks, de la que me enamoré al instante de entrar. No sé si por el nombre, la pared en la que aparecían The Kinks, o por un pequeño marco con Alex Turner y Miles Kane posando.
Cazadoras militares, vaqueras, de cuero, con flores… Estoy segura de que podría conseguir un papel en El Príncipe de Bell-Air con más de una cazadora que había allí. Vestidos de todo tipo: con topos, con animales, con lacitos, a rayas, los había incluso más raros que el cuerpo de Mercedes Milá. Camisas hawaianas, pantalones Levi’s… y todo de primera mano.
Creí que los precios serían relativamente altos, pero me sorprendí al ver que no era así. Un ejemplo es esta cazadora vaquera que compramos allí por 24 euros.
Así que si tu abuela está pensando en tirar una de sus blusas, no lo dudes, quédate con ella que es muy vintage.
Estamos Jodidos 